Sueños Posibles

Todos en algún momento de nuestra vida hemos tenido un sueño, hemos perseguido una meta,hemos anhelado un cambio y hemos sentido también que hay obstáculos que nos impiden llegar, piedras en nuestro camino que dificultan el avance. Tomemos esto como una motivación para emprender con más fuerza en lugar de desistir,busquemos esa capacidad interior de coraje y fortaleza y seamos capaces de hacer el milagro nosotros transformando lo imposible en una realidad hermosa.

viernes, 30 de marzo de 2012

CUENTO PARA REFLEXIONAR



Alejandro el Grande, a punto de retornar de India,
recordó que su gente le había pedido que
trajera consigo un sabio indio. Emprendió su
búsqueda y encontró un sabio sentado en medio
de un bosque, debajo de un árbol, inmerso en su
meditación. Silenciosamente Alejandro se sentó
frente a él.

Cuando el sabio abrió los ojos, Alejandro descubrió
que estaban siendo iluminados por una luz
extraña. Le preguntó al sabio:
-¿Vendrías conmigo a Grecia? Te daré todo lo
que necesitas. Una sección del palacio será reservada
para ti.

Muchos sirvientes esperarán
para atenderte y cumplir tus órdenes.
El sabio sonrió y replicó:
-Yo no tengo necesidades. No necesito sirvientes
para que cumplan mis órdenes. Y no tengo
ningún deseo de ir a Grecia.
La negación del sabio molestó a Alejandro, y debido
a esto se enfureció.
Desenvainó su espada y le dijo al sabio:
-¿Sabías que te puedo cortar en mil pedazos? Yo
soy Alejandro, el conquistador del mundo.

El sabio sonrió nuevamente y dijo en forma pacífica:
que me puedes cortar en mil pedazos. No es así,-Tú has hecho dos declaraciones. La primera es
tú no puedes cortarme en pedazos. Lo único que
puedes cortar es el cuerpo, que no es más que una
vestidura que llevo. Yo soy inmortal, eterno. Y tu
segunda declaración es que eres un conquistador
del mundo. Permíteme decirte que sólo eres un
esclavo de mi esclava.


Intrigado, Alejandro dijo:
-No comprendo lo que dices.
Entonces el sabio le explicó:
La ira es mi esclava: ella está bajo mi control. Pero
tú eres esclavo de la ira. ¡Qué fácil que pierdes la
calma! Por lo tanto, eres ¡esclavo de mi esclava!
.
Perteneciente al libro: “Elimine la ira antes de que la ira lo elimine a usted” de J. P. Vaswan

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